Estimada Elvia: No debe usted preocuparse demasiado por esta cuestión. Tal vez lo que le pasa a Ángel es que tiene algunas dificultades de integración sensorial, y se asusta con ruidos o expresiones fuertes.

Ustedes lo están haciendo bien, pero además de hablarle, deben infundirle seguridad y confianza: abrazarle, acariciarle, cogerlo, para que poco a poco vaya desapareciendo esa asociación negativa que provoca sus reacciones inadecuadas. Él se irá acostubrando a esos estímulos y los irá procesando de forma apropiada, pero necesita seguridad al principio.

No se agobien porque reaccione así, traten de eliminar la angustia y no manifestar al niño su preocupación. Imagino que el niño está bien conectado con su medio, ¿no es así?

Seguimos en contacto por si necesitan alguna aclaración más.

Un abrazo. Isidoro Candel

Exactamente, estimada Fátima.

Como usted dice, debe procurar que la niña se vaya adaptando a las situaciones que en un principio le desagradan. Por tanto, es fundamental que ella no abandone o que usted las aparte.

Poco a poco debe ir ganando en seguridad y confianza en sí misma, con su ayuda (en brazos, de la mano, cogida…), hasta que lo vaya haciendo ella sola. Seguimos en contacto para lo que necesite. Suerte y un abrazo.

Isidoro Candel

Tal vez esta reacción pueda deberse a dificultades de habituación o a una elevada capacidad de reacción ante estímulos auditivos, posiblemente por una alteración de integración sensorial.

En mi opinión, pueden ustedes ir acostumbrando al niño, poco a poco, a estímulos sonoros, agradables en un principio, y aumentar el volumen lentamente hasta que los vaya soportando y habituándose a ellos; sus respuestas inadecuadas irán desapareciendo progresivamente a medida que el niño se adapte a estos estímulos.

También pueden ustedes probar con otro tipo de estímulos: vestibulares (cambios de posición), táctiles, visuales. La idea es mejorar la capacidad de habituación del niño, sin forzarlo ni exponerlo a situaciones estresantes para él.

Seguimos en contacto para lo que necesiten. Un abrazo.
Isidoro Candel

Estimada Flor: cada caso es diferente; cada niño tiene sus características propias. Aunque es cierto que algunas manifestaciones son bastante parecidas, pero unos niños las tienen de una forma y otros de otra distinta (más o menos intensa, más o menos frecuente, con matices diferentes…).

Si su hijo no juega con otros niños y prefiere hacerlo en solitario, deben ustedes profundizar en esos rasgos para ver si hay problemas de desconexión, o simplemente son muestras del temperamento del niño. Los gritos u otros estímulos similares tal vez sean una fuente importante de ansiedad y estrés para su hijo, que necesita apoyo y seguridad. Pienso que estas dificultades de integración sensorial suponen una dificultad de adaptación del niño a ciertas situaciones, por lo que es aconsejable, además de proporcionar seguridad, ayudarle a que se vaya acostumbrando poco a poco a estos estímulos y adaptarse a ellos.

Es cuestión de paciencia, y algo más, como ve. De todas formas, conviene analizar el caso desde una perspectiva más amplia. Es decir, hay que ver otras conductas y las habilidades del niño en distintas áreas, para hacerse una composicion de lugar y saber cómo abordar la cuestión. Si usted apunta que su hijo no juega con sus compañeros, habrá que saber si tiene problemas de relación social y de comunicación, o no; habrá que analizar sus competencias en esta parcela y su forma de actuar en distintas situaciones. Y además, hay que evaluar sus comportamientos en otras facetas y tomar decisiones sobre su problemática y cómo intervenir. Yo le sugiero que siga las orientaciones de los profesionales que le atienden.

Seguimos en contacto para lo que necesiten.

Un abrazo.

Isidoro Candel

Buenos días, Nancy. Entiendo su angustia ante la situación planteada por los llantos del niño y la actitud de los parientes. En mi opinión, deben ustedes actuar con total naturalidad. No es fácil educar a un niño, con o sin síndrome de Down: a veces lloran, a veces se enfadan o ríen, y uno no sabe por qué. Y los parientes, con toda la buena intención del mundo, dan su opinión, tratan de imponer sus criterios y ponen más nerviosos a los padres. Pero todo esto forma parte de la dinámica natural; por tanto, hay que seguir adelante, aceptar los consejos válidos, recurrir al bueno humor, y descansar: tienen ustedes que descansar lo que puedan.

Si el niño llora ante una situación o persona extrañas, hay que calmarlo infundiéndole seguridad y ayudándole a reaccionar mejor poco a poco, sin enfados ni frustraciones. Acepten eso como algo normal, no exageren. El problema es que tal vez ustedes muy cargados y explotan enseguida; por eso le digo que descansen y que disfruten de su hijo.

Seguimos en contacto para lo que necesiten.

Un abrazo.

Isidoro Candel