Estimada Keyna:

Muchos niños responden a la frustración a través de mordeduras, arañazos y otras formas de agresividad. Es completamente normal que aparezca alguna forma de agresividad entre los 2 y los 4 años ya que en esta edad el niño tiene muy poca tolerancia a la frustración y se enfada cuando las cosas no ocurren como desearía. Como en esta edad los niños no dominan aún el lenguaje, manifiestan su frustración pasando a la acción, ya sea llorando, gritando, con rabietas, pegando, mordiendo, etc. Este es un comportamiento que forma parte del proceso normal de crecimiento y socialización del niño. No obstante, es importante tener en cuenta la siguentes pautas:

No ser indiferente a sus ataques. Si muerde o pega a otro niño, debemos intervenir es necesario que comprenda que no se debe pegar o morder porque hace daño a los demás y que debe disculparse por su comportamiento.

Ayudar al niño a exponer lo que le pasa con palabras. Si el niño no es capaz de comunicarse con las palabras, podemos hacerlo nosotros por él preguntándole por ejemplo “estás enfadado, ¿verdad?” o “Te has enrabiado porqué no puedes jugar con aquél juguete, ¿no?”. Así le haremos saber que le entendemos y le haremos entender cómo se está sintiendo. Este es un paso fundamental en la educación de las emociones.

Normalizar el cómo se siente. Debemos ser capaces de hacerle vez que lo que siente no es nada extraño, que todos nos sentimos así alguna vez mediante frases como “yo a veces también me pongo triste o me enfado”.

Enseñarle que se puede reaccionar diferente cuando algo sale mal. De esta manera el niño entenderá que existen alternativas y a tolerar mejor la frustración.

No enfadarse o gritar. Si actuamos levantando la voz, enfadándonos y mostrando nuestra frustración, lo único que conseguiremos es que el niño entienda que la violencia es la única posibilidad. Si en ese momento nos es difícil controlarnos, lo mejor será retirarnos unos segundos, respirar hondo, calmarnos y volver con el niño para hablar más tranquilamente con él sobre lo sucedido. En este sentido es importante crear un ambiente escolar en el que se premie por los comportamientos sociales positivos.

No responder a sus exigencias. No debemos someternos a sus ataques de ira y sobretodo no dar respuesta a sus exigencias, así se darán cuenta que con una conducta agresiva no conseguirán lo que se proponen.

Enseñarle a ser paciente. Enseñarle a esperar cuando quiere algo y a utilizar el lenguaje y la negociación en vez del ataque para conseguir alcanzar su objetivo.

Estas son solo pautas generales y quienes mejor te pueden orientar sobre como intervenir son los profesionales del centro de atención temprana que trabajan directamente con tu alumna.

Un cordial saludo.
Ana Belén Rodríguez Plaza

Estimada Keyna: ignoro qué métodos están utilizando ustedes para evitar las conductas inadecuadas de la niña, además del tiempo fuera. Sería bueno saber qué hace la familia ante estos comportamientos y si se dan mucho en casa.

Yo creo que deben ustedes diseñar un buen programa de conducta, en colaboración con la familia, y seguro que da resultado, si son coherentes y actúan con cierta contundencia y regularidad.

Al mismo tiempo, es muy conveniente reforzar a la niña sus conductas positivas, y no insistir siempre en lo negativo. Seguimos en contacto poara ver la evolución de la pequeña y por si necesitan cuaquier otra cosa.

Un abrazo.
Isidoro Candel

Estimada Gabriela: Imagino que los profesionales estarán haciendo algo para que su hijo deje de pegar, y ustedes tendrán algunas orientaciones al respecto para hacer en casa. En este tipo de conductas, hay que ser constante, coherente y riguroso, porque, de lo contrario, el niño siempre podrá escapar por alguna salida y no avanzamos nada.

Lo fundamental aquí es hacerle ver al pequeño que esa conducta es inadecuada, no querida, y por tanto hay que extinguirla; por el contrario, se aprueban y se alaban las conductas positivas que son las que deben prevalecer, aunque de vez en cuando surjan comportamientos no deseados. Por eso, hay que reprimir con contundencia la conducta negativa (pegar a alguien) inmediatamente después de que la haga, riñendo esa acción, habándole con claridad y, si es preciso, con instigación física (cogiéndolo por los hombros para que se entere y reaccione); también se le puede apartar en un rincón de la habitación, en una silla aislada, y dejarlo ahí unos cinco minutos, impidiendo que vuelva aunque quiera.

También pueden hacer una especie de contrato con el niño, instándole a que puede ir ganando puntos para conseguir un objetivo (un juguete o algo sencillito) si no pega. A la vez, alaben y refuercen las conductas positivas y háganselo saber con claridad para que el niño asocie las conductas con las recompensas y vaya asimilando las repercusiones.

Les ruego que consulten con los profesionales estas propuestas para que ellos les orienten con más concreción. Seguimos en contacto para lo que necesiten.

Un abrazo. Isidoro Candel

Estimado Jorge: hace unos 3 ó 4 meses, ya vimos algunas cuestiones sobre la conducta agresiva de su hijo. Hay que actuar con cierta contundencia y coherencia para tratar de reprimir estos comportamientos inapropiados.

Ahora tenemos una nueva variable: no sé si, al jugar con sus hermanos, se divierten con actividades algo bruscas, que a ellos no les hacen daño ni les perjudican; en ese ambiente lúdico, Israel se lo pasa bien pero no controla sus acciones porque sus hermanos no se quejan. El problema es que esas conductas, que son un juego para él, sí que molestan a niños más pequeños.

Tendrán ustedes que ayudar a su hijo a que controle sus comportamientos, al estar acostumbrado a un juego más desinhibido. En cualquier caso, consulten el asunto con los profesionales que atienden al niño, y póngase serios para extinguir las manifestaciones inadecuadas de Israel, alabando las positivas.

Seguimos en contacto para lo que necesiten.

Un abrazo.

Isidoro Candel

Estimada Patricia: realmente el cuadro que usted nos pinta es algo complejo. En primer lugar, tengo que decirle que hay que escolarizar a la niña; si el año pasado le fue bien, pienso que debemos repetir la operación. Lo que ocurre es que hay que hacer una intervención que mejore el comportamiento de la niña y disminuya sus conductas agresivas.

En casa hay que ser contundente cada vez que hace algo que no está bien; y no es necesario pegarle, es mejor aislarla en un rincón de la habitación, en una silla, sin dejarla salir hasta pasados dos o tres minutos. Pero hay que ponerse serio para que la niña comprenda claramente que no está bien lo que ha hecho. Y, por otra parte, hay que alabar las conductas positivas.

Esta intervención también hay que hacerla en el centro donde atiendan a la niña, en sus terapias, de forma individual y en grupo. Y finalmente, hay que hacerlo en un aula de la guardería o del colegio, sobre todo trabajando con la niña en un grupo reducido. Tal vez sería conveniente que el pediatra hiciera una revisión de los niveles de tiroides para ver cómo va. Y puede analizar si conviene recetar algún fármaco leve que pueda mejorar sus conductas. Pero lo más importante es esa intervención educativa en casa, en el centro y en el colegio.

Seguimos en contacto para lo que necesiten.

Un abrazo. Isidoro Candel