Noticia30 Abr 20094 minutos de lectura

Un nuevo estudio señala que el 96% de los casos de síndrome de Down diagnosticados terminan en aborto

El estudio,Frecuencia del Síndrome de Down en Asturias y Tendencia Temporal, 1990-2004, incide de nuevo en la polémica sobre el aborto abierta con la inminente reforma de la Ley que llevará a cabo el Gobierno.

A este respecto, el asesor jurídico de DOWN ESPAÑA, Carlos Marín, ya analizó en un profundo texto las múltiples variables que entran en juego en el espinoso tema del aborto (leer el documento).

Fig. 1. Prevalencia Total y al Nacimiento.

Fig. 1. Prevalencia Total y al Nacimiento.

La investigación que nos ocupa ahora señala que, en el caso del aumento de la prevalencia del síndrome de Down, la explicación radica en un cambio en las tendencias sociodemográficas, pues las mujeres conciben a sus hijos a una edad cada vez más tardía. Y es esta última cuestión, precisamente, lo que hace que las probabilidades de tener un hijo con síndrome de Down sean mayores.

En el segundo caso (progresivo descenso en el número de nacimientos de niños con síndrome de Down), la explicación se haya en el mayor porcentaje de abortos inducidos como consecuencia del incremento y mejora de las técnicas de diagnóstico prenatal.

Estas dos variables hacen que los análisis del estudio pudieran estar sesgados: «La comparación entre registros de las cifras de prevalencia del síndrome de Down es complicada, ya que en el período estudiado hay dos hechos «el cambio en la edad materna y los programas de DP» que influyen en el comportamiento de las prevalencias total y al nacimiento de las cromosomopatías en su conjunto, y del SD en particular, hechos que presentaron una gran variabilidad en Europa.

  • Estadísticas

En cifras, el estudio señala que la prevalencia de la trisomía 21 aumentó de forma «importante», pues pasó de 13 casos por cada 10.000 nacidos en 1990 a 29,2 casos por cada 10.000 en el año 2004.

Prevalencia (tasa por 10.000), nacidos y abrotos inducidos.

Prevalencia (tasa por 10.000), nacidos y abrotos inducidos.

 En este periodo de estudio, que comprende 14 años, se dieron un total de 210 casos de síndrome de Down. De ellos, 89 no llegaron a nacer debido al aborto inducido, y 119 fueron embarazos normales (en dos casos el niño murió al nacer). Sin embargo, señala el estudio, «la proporción de Aborto Inducido después de un Diagnóstico Prenatal positivo fue de un 95,7% (89 abortos de un total de 93 casos diagnosticado antes de la semana 22)».

En cualquier caso, y como consecuencia de la mejora y generalización de las pruebas prenatales, «el número de Abortos Inducidos fue aumentando a lo largo del período? de estudio. Únicamente «en 4 casos de neonatos, aunque el diagnóstico de síndrome de Down fue prenatal y anterior a la 22 semana, la pareja decidió la continuación del embarazo».

«La prevalencia total del síndrome de Down en Asturias», señala el texto,  «en el período estudiado (20,3/10.000 nacidos) fue similar a la que presentó Barcelona (20,8/10.000 nacidos) e inferior a la de País Vasco (25/10.000 nacidos)».

  • Críticas y reflexiones

Los autores señalan que, «con el fin de que las evaluaciones y las comparaciones entre las diferentes políticas de Diagnóstico Prenatal sean más rigurosas, es necesario valorar no sólo los Diagnóstico Prenatales y los Abortos Inducidos realizados, sino tener en cuenta, también, otros indicadores de calidad, como son los porcentajes de amniocentesis y las pérdidas fetales asociadas», pues esta prueba de detección conlleva un cierto riesgo de aborto espontáneo.

El estudio incluye además una velada crítica al proceder del sistema sanitario: «la mayor parte de los Abortos Inducidos no cuenten con un estudio post mortem que confirme, o no, los diagnósticos realizados por imagen y que incluya un cariotipo, lo que plantea la posibilidad de una mala clasificación de algunos de estos casos. Esto ocurrió, sobre todo, a partir del año 2000, fecha en que la mayor parte (82%) de los Abortos Inducidos después de un diagnóstico prenatal fueron derivados desde los servicios de obstetricia y ginecología de los hospitales públicos a clínicas privadas, debido a la objeción de conciencia de los profesionales que, sin embargo, sí realizaban el diagnóstico prenatal Este aspecto compromete la calidad de la información de estos casos y, en la práctica clínica, la calidad del consejo genético».

El texto concluye diciendo que «la situación actual plantea nuevos desafíos: la calidad en el Diagnóstico Prenatal, el respeto a las decisiones de la mujer y la mejor atención a la población infantil afectada».

El estudio, que publica ahora la revista Medicina Clínica, ha sido desarrollado por un equipo de seis investigadores en 2008 a partir de los datos recogidos entre 1990 y 2004.