Autonomía30 Nov 20214 minutos de lectura

Carmen Álvarez: “Soy joyera, empresaria y muy presumida”

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“Alegre, simpática… y muuuuuy presumida” Así se describe Carmen o Carmela, como le conocen sus allegados, una joven de 20 años con síndrome de Down, que está cumpliendo un sueño como diseñadora y empresaria de joyas. Su firma CarmelaMola no para de crecer con venta on line y con siete puntos de venta.

Hace tiempo, Carmela comenzó a trabajar su psicomotricidad en la asociación Down Coruña haciendo collares y pulseras. Lo que no sabía entonces es que aquella actividad impuesta acabaría siendo su hobby y su profesión.

Poco a poco, y gracias al empujón de su madre, Carmela cada vez creaba piezas más originales y delicadas, y le dedicaba más tiempo su nuevo entretenimiento. Finalmente, con el apoyo de su familia se lanzó al mundo empresarial vendiendo sus joyas por internet en Carmelamola.com

En DOWN ESPAÑA, queríamos volver a hablar con esta chica gallega tan entusiasta que trabaja con mucha dedicación creando joyas para su firma desde hace ya tres años. “Ahora soy joyera, empresaria y presidenta de Carmelamola. Estoy muy contenta”, afirma Carmela muy orgullosa.

“Las joyas son mi debilidad. Me encanta ponérmelas y crearlas. Soy muy presumida”, explica la joven.

Carmela disfruta luciendo sus joyas y creándolas, pues según dice le gusta mucho “combinar colores y buscar nuevas piezas”. Sobre todo, “hacer collares con colgantes llamativos. Las que más me gustan son las que tienen perlas. El blanco es mi color favorito”, añade.

La joven coruñesa está encantada siendo empresaria y sueña con ser diseñadora de joyas famosa, y seguir trabajando en ello durante muchos años, pues según explica “crear joyas es lo que más me gusta hacer”. También disfruta saliendo con amigos, viendo la tele, yendo a su asociación Down Coruña y comprándose ropa nueva, como cualquier joven de su edad.

«El “yo no puedo” ha pasado a un segundo plano”

Además de ser un ejemplo por su motivación y por ser una joven con talento que trabaja en algo que le apasiona, Carmela también puede estar orgullosa de servir como inspiración para las personas con síndrome de Down y sus familias.

A la pregunta ¿pueden trabajar las personas con síndrome de Down? Ella responde con toda su naturalidad, frescura y sin ningún tipo de dudas diciendo: ¡¡hombreeeee…, claro!!

Para sus padres, Ana y Manuel, y su hermana pequeña Sara, la experiencia al lado de Carmela está siendo maravillosa: “Hemos podido comprobar su evolución porque ha pasado de hacer piezas sencillas a otras cada vez más complejas. Y no sólo eso, sino que poco a poco va pidiendo mayor autonomía a la hora de hacer nuevos diseños. Al principio, todo era mucho más dirigido”, explica Ana. “Ella está encantada, no le importa meter horas y horas en su taller con una buena música que le haga compañía, y lo más importante es que por una vez en su vida el “yo no puedo” ha pasado a un segundo plano”, añade.

Según explica su madre, el único impedimento para Carmela podrían ser “sus problemas de visión, pues la condicionan un poco al utilizar piezas de pequeño tamaño. Pero ella no se da por vencida y al final siempre acaba consiguiéndolo”, señala.

Esta familia, que desde hace algo más de tres años es también un equipo empresarial, apoya a Carmela en todo lo que se proponga, “la meta de este proyecto la va a marcar ella. A nosotros nos gustaría que un día pudiese abrir su propio local y ponerse al frente”, explica su padre, Manuel.

Por otro lado, los Álvarez Rodríguez son conscientes de que su hija, además de ser “la alegría en persona y una chica que siempre está de buen humor y se lo contagia a los que tiene a su alrededor”, es también un ejemplo a seguir para muchos. “En cierta manera, ella también es consciente porque la han invitado a bastantes eventos y ella siempre deja claro que tiene síndrome de Down. Nosotros también lo hemos comprobado al ver a otros padres en nuestra misma situación, que nos piden consejo”.

Para finalizar, la hermana de Carmela, quiere animar a las familias a tener “paciencia” con las personas con síndrome de Down y a dejarles “correr riesgos y sobre todo tomar sus propias decisiones”.