Noticia11 Abr 20194 minutos de lectura

La impulsividad en madres de niños con síndrome de Down incide en el comportamiento de sus hijos

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La investigación «La emoción expresada y la impulsividad en las madres de niños con síndrome de X frágil y síndrome de Down: la relación con los problemas de conducta en su descendencia», de la psicóloga Olga Cregenzán, ha obtenido unos resultados que señalan que a mayores niveles de emoción expresada e impulsividad tienen las madres de personas con síndrome de Down, mayores problemas de comportamiento expresan  sus hijos.

Para entender las conclusiones de dicho estudio, es necesario tener en cuenta que el término emoción expresada refleja la forma de comunicarse que tienen los miembros de una familia. Las personas con alta emoción expresada se comunican con frecuencia de forma crítica u hostil con sus familiares o muestran una excesiva sobreprotección con los mismos o un nivel de auto-sacrificio elevado.

Cregenzán explica a DOWN ESPAÑA cómo la investigación que ha desarrollado junto a Carme Brun Gasca y Albert Fornieles Deu, señala que los problemas de comportamiento que presentan los hijos de madres con alta emoción expresada e impulsividad pueden ser «sociales, atencionales y de impulsividad».

«Los datos obtenidos se pueden interpretar en dos sentidos. Por un lado, puede ser que la mayor impulsividad de las madres haga que reporten un mayor número de problemas de comportamiento en sus hijos, o bien que los problemas de comportamiento en los hijos afectan a las puntuaciones de impulsividad en las madres», explica la psicóloga.

Estos resultados, apunta Cregenzán, han de tomarse «con precaución», pues este área debe seguir siendo investigada, debido a su complejidad. A pesar de esa necesidad de profundización, teniendo en cuenta las conclusiones de la citada investigación, Cregenzán señala algunas recomendaciones para las madres de personas con síndrome de Down y síndrome de X frágil.

«Existen programas que favorecen, entre otras capacidades, la reflexividad, la capacidad de planificación y el autocontrol. Todas ellas, habilidades deseables dado que la crianza de los hijos puede ser estresante y son herramientas que pueden ayudar a actuar durante ese periodo», explica la investigadora.

Un estudio justificado

El interés de esta investigación, disponible en inglés en la revista Research in Developmental Disabilities  reside en su aportación a un aspecto que todavía no ha sido estudiado detalladamente: los factores externos que pueden afectar a las problemáticas de los individuos con discapacidad. «La mayor parte de las investigaciones que se realizan sobre discapacidad intelectual ponen el foco de atención sobre las dificultades que las personas con discapacidad presentan. Sin embargo, existen numerosos factores externos que pueden estar pasándose por alto y pueden tener mucho que ver con cómo se encuentran y cómo se desarrollan», expone Cregenzán.

En este línea, la psicóloga también considera que «para lograr que un individuo con discapacidad intelectual pueda desarrollar su máximo potencial es fundamental intervenir en todas las áreas que le puedan beneficiar. Por esta misma razón, el grupo de investigadores consideró primordial evaluar la emoción expresada y la impulsividad en las familias para ver si podían afectar a los comportamientos de las personas con discapacidad.

«Los seres humanos, al estar inmersos en la sociedad nos vemos influidos por los patrones de comunicación y de interacción familiares y sociales que, de hecho, tienen que ver con cómo las personas construimos el mundo y cómo aprendemos», recalca.

Para finalizar, Cregenzán, quien se muestra muy agradecida a todas las madres que han participado en el estudio, destaca de nuevo la importancia de «continuar investigando y de promover prácticas que puedan aportar luz y ayudar a mejorar la vida de todas las personas».