Noticia8 Sep 20203 minutos de lectura

Éric: “Me gusta trabajar porque gano dinero y así luego me lo puedo gastar”

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Las consecuencias sanitarias y económicas que ha conllevado la pandemia provocada por la COVID-19, han sido aún más constatables en ciertos sectores y para ciertos colectivos. Las personas con síndrome de Down o discapacidad intelectual, además de sufrir un profundo aislamiento durante este periodo, debido a la falta de accesibilidad a las nuevas tecnologías, se enfrentan a una crisis económica que les perjudica más aún que al resto de la población.

La destrucción de empleo y la caída de las contrataciones en las empresas ordinarias dificultan que jóvenes como Eric y Juan accedan a puestos de trabajo. Para ellos, trabajar es algo más que recibir un salario; les hace sentirse incluidos, útiles y autónomos.

“Me gusta trabajar. Sobre todo porque gano dinero y luego me lo puedo gastar”, comenta en una entrevista a DOWN ESPAÑA Eric, un joven con discapacidad intelectual, usuario de DOWN CASTELLÓN, que acaba de finalizar un contrato laboral.

Para Éric, ésta era su primera experiencia laboral y tuvo lugar en el Hotel Voramar de Castellón.  Sus funciones como botones han ayudado a fomentar su gran autonomía, tras haber realizado  varios cursos de formación en el área de hostelería de Transición a la Vida Autónoma.  “Tenía que limpiar bicicletas, subir las maletas a los clientes, ayudar a las camareras de piso, en recepción y en atención al cliente”, explica el castellonense.

Eric tiene pareja desde hace varios años y le gusta mucho salir con los amigos. Trabajar en este hotel  le ha permitido también disfrutar de su sociabilidad: “Lo que más me gustaba era ayudar a mis compañeros en sus tareas”.

“Tengo ganas de trabajar en más cosas. Me gustaría trabajar de camarero”, finaliza el joven.

“Me gusta todo de mi trabajo”

Por su parte, Juan, también con discapacidad intelectual, ha trabajado como ayudante en el Chiringuito El Solé de Castellón. Juan tenía experiencia laboral en varias empresas y en diferentes puestos, siempre con contratos temporales. En  el Chiringuito EL Solé, donde ya había trabajado otros veranos, Juan ha realizado tareas como lavar los vasos, tirar la basura, limpiar los ceniceros… Para él, el trabajo también es algo esencial en su vida, pues es un joven introvertido al que le cuesta establecer relaciones sociales. En su caso, la inclusión social que ofrece un empleo cobra aún más importancia.

“Quiero encontrar otro trabajo. Me gustaría ser pinche de camarero”, afirma el joven, quien añade “sé que depende de mis capacidades”.

Ambos jóvenes consiguieron sus empleos temporales gracias a su asociación y a la red europea de trabajo Value-able. Se trata de un proyecto que fomenta la inserción laboral de personas con discapacidad intelectual en el sector hostelero del que forman parte más de 100 empresas, seis países y 400 trabajadores con síndrome de Down.

Tras el éxito de sus dos ediciones anteriores, el proyecto ‘Value-able’ continúa funcionando para que jóvenes como Éric y Juan encuentren oportunidades laborales en empresas ordinarias, incluso en un periodo tan complejo como el que vivimos en la actualidad.