Educación17 Jun 20196 minutos de lectura

Por primera vez, una persona con síndrome de Down consigue un grado universitario en España

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Blanca, una joven de 30 años con síndrome de Down ha conseguido uno de sus principales retos: terminar el grado universitario de Terapia Ocupacional, unos estudios que le permitirán dedicarse a la promoción de la salud y el bienestar de las personas. La personalidad y afán de superación de esta valenciana, que trabaja en un centro de educación infantil desde hace ocho años, le han llevado siempre a marcarse objetivos muy altos que ha ido cumpliendo uno tras otro, teniendo siempre en cuenta sus capacidades y no sus limitaciones. Gracias a ello, Blanca ha logrado convertirse en la primera persona con síndrome de Down que termina un grado universitario.

«Aunque tenga discapacidad, puedo hacer lo que me proponga con mis capacidades, eso es lo importante. La sociedad tiene que ver que las personas con síndrome de Down podemos hacer muchas cosas. Yo estoy muy contenta con todo lo que he conseguido», explica Blanca, orgullosa por el resultado obtenido tras años de esfuerzo y dedicación.

En una entrevista con DOWN ESPAÑA, Blanca nos explica cómo ha sido su proceso educativo y laboral, cuáles son sus nuevas metas y sueños y cómo se siente en su nueva vocación política, al formar parte del equipo de Ciudadanos de su localidad. Para avanzar en este camino, a veces,  lleno de obstáculos, Blanca ha contado siempre con el apoyo de su familia, quienes han jugado un papel vital a la hora de motivarla. Ellos describen a Blanca como una chica muy feliz, responsable y constante, que siempre se preocupa por los demás y sabe demostrar lo que vale.

-¿Cómo describirías tu etapa educativa desde que empezaste el colegio?

Siempre ha sido muy buena, en general no he tenido ningún problema. He ido a un colegio inclusivo, donde mis compañeros me ayudaban mucho y donde había dos profesores en cada clase, uno de ellos, siempre me orientaba y me prestaba atención o me ayudaba en lo que necesitase. Los profesores siempre han apostado mucho por mí. Mi familia también, sobre todo mi hermano, es un poco mayor que yo y os llevamos muy bien.

En la Universidad Católica de Valencia, la experiencia ha sido muy parecida, aunque más difícil, claro. Algunas asignaturas me costaban más y los trabajos en grupo eran complicados porque trabajo y no podía hacer todo…, pero aún así he tenido mucho apoyo de mis compañeros. No he tenido nunca adaptación curricular.

«Lo he sacado yo a base de esfuerzo, trabajo y superación. Estoy muy contenta, aún no me lo creo», explica Blanca.

– ¿Qué es la terapia ocupacional y por qué te decidiste a estudiarlo?

Es un grado para poder trabajar con personas con discapacidad y hacer trabajos diarios con ellos que refuercen su  autonomía. También se trabaja con personas en riesgo de exclusión social como drogodependientes o niños sin recursos y por otro lado, con individuos con algunas enfermedades como el Alzheimer. En cada situación, el terapeuta tiene funciones distintas.

Después de estudiar un ciclo de integración social con diferentes actividades, hice mis prácticas en un centro para personas con parálisis cerebral y cuando veía lo que hacían y lo que conseguían, me emocionaba y por eso quise estudiar más para poder dedicarme a ello. Me ha gustado mucho estudiar este grado y ya solo me falta hacer la defensa del trabajo de fin de grado sobre terapia en aulas de niños con autismo.

-¿Qué es lo que más te ha gustado de esta carrera universitaria?

Lo mejor es que tiene asignaturas de todo tipo: medicina, psicología, ética, logopedia…etc, y la parte de medicina es lo que más me ha gustado. Cuando era pequeña me encantaba ver series de médicos. Pero sobre todo me ha gustado todo lo que tenía que ver con la discapacidad y la autonomía, ver los retos y como se van superando. Me llena de orgullo, yo puedo ser un ejemplo para ellos.

«Cualquier persona puede hacer lo que se proponga dentro de sus capacidades y no sus limitaciones«, afirma Blanca.

En defensa de los Derechos de las personas con síndrome de Down

Blanca San Segundo trabaja prestando apoyo a los maestros de niños con discapacidad en el centro de educación infantil inclusivo L’Alquería de Valencia, y su intención es seguir dedicándose a ello y aprender más para poder ayudarles mejor. «Me encanta mi trabajo, ayudo a los niños a comer y en su rutina en la escuela. Juego con ellos, les leo cuentos y también puedo ser un ejemplo para ellos y para que sus padres entiendan que la educación debe ser inclusiva».  Además, su compromiso en defender la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ha conseguido que Blanca se haya animado participar de manera activa en la política. Por ello, se unió a Ciudadanos, donde forma parte de la junta directiva de su localidad y desde donde espera conseguir que «la sociedad vea que las personas con discapacidad, pueden hacer muchas cosas».

«Nosotros necesitamos el apoyo de la sociedad y que nos valoren como somos. Todavía hay mucha gente que no cree que seamos capaces de hacer cosas porque no nos conocen. Mi objetivo es seguir defendiendo la Convención de la ONU y lograr que la gente nos escuche y se conciencie. Necesitamos su apoyo y que nos escuchen en las charlas, por ejemplo. Para eso, también nos tienen que escuchar los políticos. Ahora puedo defender los derechos de las personas con discapacidad y estoy muy contenta, además, tengo un buen equipo», explica Blanca.

-¿Qué es lo que haría falta para que las personas con síndrome de Down vean sus derechos garantizados?

-Uno de los derechos más importantes es el de la educación inclusiva. Es necesario que todos los colegios tengan a los mejores profesionales y que todo el mundo pueda tener una educación inclusiva. Por otro lado, el derecho laboral, cada vez está mejor, igual que el de la participación política, pero lo que más falta por hacer es impulsar la inclusión social. Es un paso que falta dar porque aún hay mucha gente que lo frena, la sociedad tiene que intentar escucharnos.

Para finalizar la entrevista, Blanca recalca que aunque le encanta viajar, bailar, escuchar música, salir con sus amigos, ir al cine, como a cualquier otro joven de su edad, la política y los derechos de las personas con discapacidad son ahora su prioridad. Por ello, esta joven, amante de la paella y de las películas románticas como Moulin Rouge, seguirá marcando sus objetivos teniendo muy en cuenta su propósito y capacidades.