Noticia12 May 20226 minutos de lectura

“Me gusta practicar kárate. Así gano medallas y me hago famoso”

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Jesús Pindado y Carlos Rodríguez han demostrado que el esfuerzo y la perseverancia pueden llevarles muy lejos en un deporte tan complejo y disciplinado como el kárate. Son alumnos del Gimnasio Ángel, de Ávila, desde hace años y junto a su entrenador Antonio Pérez no paran de sumar grandes logros. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana, participaron en el I Campeonato de España de Veteranos de Parakarate, donde consiguieron subir al podio: Jesús como campeón y Carlos subcampeón de España.


Aunque ambos karatecas han competido en la categoría para personas con discapacidad, cabe destacar que este campeonato se ha celebrado de manera conjunta para personas con y sin discapacidad. Es decir, los deportistas de ambas categorías han competido en la misma fecha y compartiendo las mismas instalaciones. Jesús y Carlos entrenan en un equipo inclusivo junto a compañeros sin discapacidad desde que eran niños.  Son las primeras personas con síndrome de Down en conseguir el cinturón negro 1º DAN y a finales de este curso, se examinarán de cinturón negro 2º DAN. (Dan es el nivel más avanzado dentro del karate. La máxima distinción dentro de los grados de principiante).

La inclusión de Jesús y Carlos ha sido posible gracias al compromiso del club abulense Gimnasio Ángel y, sobre todo, al de su director y entrenador Antonio Pérez, quien asegura que recibió a sus alumnos con síndrome de Down hace más de veinte años con “la ilusión de afrontar un nuevo reto “.

“Han sido mis primeros alumnos con discapacidad intelectual. Al principio, tuve dudas normales de cómo plantear las clases para que pudieran seguirlas, pero en seguida encontramos la manera de hacerlo. Nunca tuve ningún miedo o reparo. En clase son uno más. Sus compañeros se han adaptado a ellos y ellos a sus compañeros sin problemas”.

Antonio lleva 32 años ejerciendo como entrenador de kárate. Es entrenador Nacional, Juez del Tribunal Nacional de Grados y árbitro Nacional. Además, es maestro de Primaria con especialidad en Educación Física, por lo que su formación y experiencia han facilitado mucho tanto la inclusión, como el magnífico aprendizaje de Jesús y Carlos.

Según explica, la evolución de sus dos alumnos con síndrome de Down “ha sido fantástica tanto a nivel de aprendizaje en las clases, como a nivel competitivo llegando a ser campeón y subcampeón de España. Además, son unas personas trabajadoras, constantes, que me enseñan más a mí de lo que yo les puedo enseñar con su actitud, pundonor y superación diaria. Estoy plenamente satisfecho por ellos, se lo merecen”.

Por su parte, Jesús y Carlos, usuarios de DOWN ÁVILA, explican que están encantados entrenando y ganando competiciones de kárate. “Me gusta practicar kárate. Así gano medallas y me hago famoso. Me gustaría seguir ganando medallas y trofeos porque a mí eso de ganar me gusta, porque lo de sufrir y perder no me gusta”, afirma contundente Jesús, de 40 años. “Estoy muy contento. Me gusta hacer katas e ir a los campeonatos”, señala Carlos, de 39.

Estos dos deportistas abulenses explican que, aunque les gusta mucho pasar tiempo con amigos o familia y practicar otros deportes como la natación, el fútbol o el pádel, con el kárate es con lo más disfrutan. “No hay nada que no me guste del kárate. Es muy difícil, pero Antonio me ayuda”, detalla Jesús.

“Es difícil, sí. Es bueno hacer deporte”, dice Carlos, quien además afirma que las personas con síndrome de Down pueden y deben hacer deporte.

Deporte inclusivo, clave del bienestar de las personas con síndrome de Down

Efectivamente, tal y como señalan Jesús y Carlos, el deporte es fundamental para las personas del colectivo. Practicar deporte en equipos inclusivos les ayuda, tanto a mejorar su forma física y salud, como a sentirse bien anímicamente y relacionarse. Cada vez son más los clubes de diferentes actividades deportivas los que cuentan con deportistas con síndrome de Down, y el kárate desde hace años es una de ellas. En palabras de Antonio Pérez: “A través del entrenamiento en de karate, el alumno con síndrome de Down puede mejorar sus posibilidades de expresión, de relación y de movimiento. Además, la práctica del karate provoca una mejora de la condición física en general: desarrollo (velocidad, fuerza, flexibilidad y resistencia) y de coordinación. A nivel psíquico, encontrará en el grupo de karate una respuesta educativa que le ayudará a nivel personal gracias a la inclusión que tendrá dentro del grupo”.

“El deporte en inclusión aporta un enriquecimiento para todos que hace valorar a todas las personas, sean como sean, e incluso sirve para que todos se den cuenta que con el esfuerzo y la constancia se puede mejorar aun teniendo alguna dificultad”.

Precisamente, esa relación con los compañeros de equipo también es algo que destacan Jesús y Carlos, quienes, según su entrenador, “son muy queridos por todos”. “La relación entre compañeros es estupenda. Al ser de los alumnos más antiguos en el Club son conocidos y muy queridos por todos los que han pasado por él”.

Para finalizar, Antonio quiere animar a las personas con síndrome de Down a practicar kárate y también a sus familias a dejarles hacerlo desde niños. “Una de las preguntas más frecuentes de las familias con hijos con síndrome de Down que vienen al club es si pueden practicar este deporte. Cuando los padres se enfrentan a situaciones nuevas, la ansiedad puede aparecer en ellos como una preocupación. Los entrenadores debemos darles nuestra confianza para que vean que su hijo va a estar muy bien y lo que va a conseguir entrenando karate son muchas más ventajas de las que ellos piensan. Les diría que confíen en los profesionales y que prueben a ir a una clase. Seguro que en poco tiempo estarán encantados de haber tomado la decisión”.