Buenas tardes, Tania:
Tiene que averiguar qué pasó hace una semana. Estos síntomas: agresividad, dormir mal, conductas de oposición, inquietud, cuando aparecen así, de repente, se deben a algo que su hijo no sabe o no puede gestionar.
No quiero contradecir al pediatra pero las gotas pueden calmarle pero no resuelven el problema. Hay un exceso de medicalización para los problemas de conducta y su hijo es muy pequeño.
¿Ha pasado algo en la familia o en la escuela? esos síntomas parecen una reacción a una situación que le generas malestar o sufrimiento. ¿Antes de una semana no tenía este comportamiento? Pregúntele que le preocupa y hable con la escuela. Intente averiguar qué ha ocurrido.
Un saludo
Beatriz garvía
Psicóloga clínica experta en discapacidad intelectual

Buenos días, Manoli: No nos dice usted algo importante: ¿Qué edad tiene du hijo? ¿Desde cuando tiene este comportamiento? Los niños con SD presentan trastornos de conducta con más frecuencia que los niños sin SD, pero tenemos que analizar el porqué. Desde mi punto de vista las gotas pueden ayudar pero no resuelven el problema.
Hay que trabajar la tolerancia a la frustración: no puede salirse con la suya. Si poniéndose agresivo lo consigue, utilizará el mal comportamiento para conseguirlo. Pero, como le decía, hay etapas y edades en los que el comportamiento agresivo es habitual (tres, cuatro años en la población Down). También, si es más mayor, podría estar percibiendo la discapacidad, etc.
No se puede generalizar. Sería bueno consultar con un profesional para que le valorase y les diese unas pautas.
Atención al hermano. No debe consentirle todo. Explíquenle que, aunque le ves «diferente, le tiene que tratar con normalidad. Un niño con SD necesita referentes de normalidad para tener comportamientos adecuados.
No dude en consultarnos cualquier cosa que le preocupe
Un saludo
Beatriz Garvía
Psicóloga clínica experta en SD

Buenos días, Junior. El comportamiento de su hijo es relativamente habitual en los niños a esta edad, con y sin síndrome de Down, en especial en aquéllos que tienen un temperamento fuerte y baja tolerancia a la frustración: al llevarles la contraria, tienden a manifestar su enfado pegando a alguien o a algo, o bien a ellos mismos. Ante todo, hay que evitar que no se haga daño al agredirse, sujetando sus manos y tratando de calmarlo y ofreciendo alguna alternativa: jugar con un objeto, hacer gestos con las manos… Por otra parte, si el niño tiene dificultades para comunicarse, es natural que se exprese de forma inadecuada, por lo que hay que reconducir esa conducta intentando que comprenda que hemos hecho eso porque su comportamiento no estaba bien. Éste es un proceso lento, o sea que no se desanimen enseguida si no hay resultados inmediatos. Sean claros en sus instrucciones y requerimientos para que el niño pueda entenderlos bien; eviten que se lastime y ofrezcan alternativas. Seguimos en contacto para lo que necesiten. Un abrazo. Isidoro Candel