El niño con síndrome de Down que ha sido estimulado adecuadamente es capaz de jugar solo y divertirse, experimentando cómo funcionan las cosas que tiene a su alcance, pero conviene que vosotros, sus padres, así como sus hermanos o amigos, jueguen y compartan actividades con él, pues será un tiempo inestimable para reforzar lazos e impulsar su desarrollo. No siempre su juego será exactamente igual al de otros niños. Es posible que sea menos elaborado, que permanezca más tiempo pasivo, que no se sienta tan atraído por los juguetes o que tenga actitudes impropias de su edad.
0 - 2 AÑOS
Todos los niños, también los que tiene síndrome de Down,
adquieren habilidades a un ritmo diferente. Vuestro hijo aprenderá a andar, hablar, comer, ir al baño... pero lograrlo le costará un poco más que a los niños sin discapacidad. Requerirá vuestro apoyo y una estimulación especial, que haréis en casa y en las sesiones de atención temprana. Vuestro hijo aprenderá lo que queráis enseñarle, pero tendréis que repetir más veces las cosas y utilizar una dosis extra de paciencia.
Establecer rutinas y hacer las cosas siempre de la misma manera le ayudará a asimilar la información.
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2 - 6 AÑOS
El niño con síndrome de Down que ha sido estimulado adecuadamente es capaz de jugar solo y divertirse, experimentando cómo funcionan las cosas que tiene a su alcance, pero conviene que vosotros, sus padres, así como sus hermanos o amigos, jueguen y compartan actividades con él, pues será un tiempo inestimable para reforzar lazos e impulsar su desarrollo.
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6 - 12 AÑOS
Los niños con síndrome de Down se desarrollan muy deprisa en los primeros años, pero en la segunda infancia su evolución tiene un ritmo más pausado. En esta etapa, continúan ganando fuerza y destreza en sus movimientos,
son cada vez más autónomos y capaces de lograr las metas que se proponen, aunque estos progresos se producen con mayor lentitud.
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ADOLESCENCIA
La adolescencia es una etapa complicada, que suele alterar la convivencia de las familias. Los adolescentes con síndrome de Down tienen, como cualquier persona de su edad,
conflictos en la relación familiar, por lo que a menudo prefieren estar con sus amigos. En estos años aparecen muchos
cambios físicos y suele surgir el
primer amor. Se hace más fuerte el deseo de
independencia y de realizar las actividades que ven hacer a otros jóvenes. Algunos padres tienden a sobreproteger a sus hijos con discapacidad y rechazan este impulso.
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