Buenos días, Raquel. Como usted señala, los niños, con y sin síndrome de Down, pasan por muchas fases en la alimentación, y eso forma parte del devenir normal. Lo que deben usted intentar es darle a probar comidas nuevas, sabores diferentes, poco a poco, con el fin de que se vaya acostubrando.

No es adecuado, en mi opinión, reducir la ingesta a unos pocos alimentos por cabezonería de la niña: procuren que vaya probando cosas y las vaya aceptando, sin forzar demasiado. Como usted también comenta, los niños luego acaban comiendo de todo, o casi, aunque tengan sus preferencias. Pero deben acostumbrarse a comer de todo.

Le cuento: conocí a un niño (no tenía síndrome de Down) que solo comía gambas y rechazaba todo lo demás. Cuando entró en la guardería, las comidas eran un poema, pero al final, en un año, acabó tomando todo lo que ponían.

En cuanto a lo de la marcha, anímenle a que camine con ayuda por todos sitios, que adquiera confianza, seguridad y gusto por el desplazamiento bípedo. Pueden darle de beber en un vaso, siempre poco a poco, para que vaya aprendiendo; no influye para nada que aún no camine; el beberá sentado, supongo.

Inténtelo y verán que, con el tiempo, su hijo va superando pequeños hitos.

Seguimos en contacto.

Un abrazo. Isidoro Candel