Estimada María:

Hoy luchamos y apostamos por una educación inclusiva , creyendo en un único sistema educativo, sin modalidades de escolarización, adaptado a las diferentes necesidades, características, intereses y capacidades de cada alumno/a, donde todos los alumnos/as son incluidos en las aulas ordinarias, ninguno sale del aula para recibir las ayudas o apoyos que puedan necesitar, el apoyo se recibe dentro del aula, lo que exige que los recursos estén en la misma y los profesores de apoyo realicen una importante tarea de coordinación con el profesor tutor.

El Decreto 147/2002, de 14 de mayo, por el que se establece la ordenación de la atención educativa al alumnado con necesidades educativas especiales asociadas a sus capacidades personales establece que la escolarización en los centros ordinarios se podrá organizar en diferentes modalidades. Por lo que especificas en tu correo la modalidad de tu hija es un grupo ordinario con apoyos en periodos variables (Modalidad B).Este alumnado, si bien requiere una atención personalizada específica, puede participar en mayor o menor medida en las actividades de su grupo ordinario. Dicho grado de participación varía en función de las necesidades educativas que el alumnado presente, de sus competencias, de las adaptaciones curriculares y de los medios personales y materiales que precise. Por su parte, cursa un currículo que toma como referencia el proyecto curricular y la programación de aula del grupo de referencia, adaptado con el grado de significatividad que precise. La atención educativa que se realiza en el aula ordinaria supone la planificación y desarrollo de actividades comunes o adaptadas, con respecto a las planificadas con carácter general para el grupo clase. Dichas actuaciones las
realiza el profesorado que imparte las áreas en las que se integra el alumnado con necesidades educativas especiales. La intervención sobre los aspectos más específicos de la adaptación curricular individuaizada se realiza en el aula de apoyo, como Programas de Enriquecimiento Cognitivo o de reeducación logopédica, por ejemplo, por parte del profesorado especialista en Pedagogía Terapéutica o en Audición y Lenguaje, en los términos establecidos en la normativa vigente y en dicha adaptación curricular. Todo ello, sin menoscabar la importancia y conveniencia de que dichos apoyos se realicen, siempre que la situación lo propicie, dentro del aula ordinaria.

¿Por qué no enseñar todo a todos? ¿Deben los alumnos/as con S.D. recibir una enseñanza reducida y alejada del currículum ordinario? Sabemos que enseñar todo a todos no se logra ofreciendo a los alumnos/as lo mismo. Cada alumno/a puede aprender algo diferente sobre una misma actividad. Por ejemplo, si explicamos las fracciones, algunos alumnos/as las representarán gráficamente, otros serán capaces de saber cuáles son equivalentes y otros sumarlas y multiplicarlas. Las actividades que programemos para los alumnos con S.D. no deben alejarse del currículum ordinario, ¿por qué no estudiar Ingles? ¿Historia? ¿Biología?… He comprobado como un alumno con S.D., al estudiar la estructura social de la Época Romana, se sorprendía al conocer lo que eran los esclavos, o maravillarse ante una pintura del Renacimiento… La cultura es un recurso, y no podemos, ni debemos hurtárselo a los alumnos/as con S.D. por el hecho de ser diferentes.

Actualmente son muchas las asociaciones que están colaborando con los centros escolares a través de los Convenios de Colaboración existentes entre la entidades y la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, no podemos olvidar que esta tiene el compromiso de colaborar con las entidades que representan al alumnado con discapacidad en los términos que establece el artículo 24 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (L.O.E.), en su artículo 72.5., así como la Ley 9/1999, de Solidaridad en la Educación, en su Titulo III de la colaboración institucional.

Un cordial saludo,
Ana Belén Rodríguez Plaza

Estimada María:

Las ayudas, los apoyos y las adaptaciones del currículo que cada niño necesita están recogida en su dictamen de escolarización. En dicho informe se determina tanto los recursos humanos específicos: maestro o maestra de Apoyo a la Integración (Pedagogía Terapéutica), Maestro o maestra de Apoyo a la Integración (Audición y Lenguaje), Educador o Educadora… como las medidas concretas para la atención a la diversidad: medidas de carácter curricular y medidas de carácter organizativo. Cada centro en base a este dictamen adecuará sus recursos para cubrir las necesidades específicas de apoyo educativo. Tanto el número de horas de apoyo como si la intervención especifica se realiza dentro o fuera del aula ordinaria lo determina cada centro dependiendo de los recursos con los que cuenta. Así que no hay un patrón único de atención ya que cada niño con síndrome de Down es único y cada centro escolar diferente.

Por otro lado en mi comunidad, Andalucía, a través de nuestra federación (DOWN ANDALUCÍA) hemos conseguido desarrollar con la Consejería un acuerdo de colaboración con los centros escolares que permite a los profesionales de las Asociaciones Síndrome de Down:

•Desarrollar actividades de coordinación, asesoramiento mutuo e información sobre las características y el perfil psicopedagógico, estrategias y actividades para potenciar el aprendizaje y participación del alumnado con síndrome de Down.
•Colaborar en la atención especializada en las actividades ordinarias que se desarrollen en el centro.
•Desarrollar programas de información y sensibilización dirigidos a todos los miembros de la comunidad educativa.
•Colaborar en la elaboración de materiales didácticos, recursos tecnológicos y estrategias de enseñanza.

Un cordial saludo,
Ana Belén Rodríguez Plaza