Buenos días Marlen,

Ante todo, me gustaría decirle que en la intervención de su hijo hay que contemplar todos los aspectos del desarrollo, no solo la modificación de conducta, para el el tratamiento sea global. Así pues, en mi opinión, hay que considerar, por ejemplo, el tema de la comunicación: ver cómo son las habilidades comunicativas del niño; si tiene dificultades en este apartado, puede recurrir a alternativas inadecuadas. También conviene valorar las habilidades cognitivas, estimularlas, para mejorar sus competencias en el juego y éste sea más elaborado y adaptado.

Un aspecto importante es el del contacto ocular: mediante juegos interactivos (gestos, muecas exageradas y divertidas, canciones…) estando el niño frente a su interlocutor, procuren llamar su atención durante unos momentos, aunque sean pocos al principio. Jueguen con el niño a actividades que le gusten y traten de que concentre su mirada en lo que hace, que se entretenga unos segundos, con un buen control visual. Miren con el niño imágenes en el ordenador, en un libro, en el teléfono y que detenga su atención en ellas.

Por supuesto, hay que implantar un programa de modificación de conducta para extinguir los comportamientos negativos y reforzar los positivos; y aquí tienen que ser ustedes constantes y tajantes con el fin de que el niño comprenda perfectamente lo que se le pide, lo que está bien y lo que está mal y no se le consiente.

Finalmente, le aconsejo que solicite una revisión del tiroides por si hay alguna alteración que pueda provocar las conductas muy alteradas.

Seguimos en contacto para lo que necesite.

Un abrazo,

Isidoro Candel

Buenos días, Beatriz:
Siempre que aparecen este tipo de conductas, hay que realizar una valoración para averiguar a qué se deben. Apenas nos da datos de su hijo.
En principio, podríamos pensar que su desarrollo afectivo-emocional está en una fase en la que los niños se muestran más agresivos y opositores (hacia los dos años – o dos y medio- cuando no hay discapacidad intelectual) . En este caso, es muy importante poner límites y hablar mucho con él. Pero sobre todo, poner límites para que entienda que eso no puede hacerlo.
Si la conducta persistiera mucho tiempo habría que consultar y realizar una exploración psicológica y física (duerme bien? ronca? puede tener apneas?
Beatriz Garvía
Psicóloga clínica
Experta en discapacidad intelectual