Estimada Eli,

Es un poco extraño ese comportamiento, aunque tal vez tenga que ver con una posible ansiedad en sitios extraños. En cualquier caso, hay que afrontar la situación. Es lógico que estén ustedes desesperados y seguramente impotentes ante tal conducta del niño. Pienso que lo mejor es que los profesionales que atienden al niño, que lo ven con frecuencia, les orienten para actuar.

En mi opinión, quizás deban tomar ustedes una actitud un tanto más rigurosa con el niño; cuando se haga la caca encima, háganle ver con enfado que eso no está bien, déjenlo varios minutos sin limpiar; cuando lo aseen, manifiesten su contrariedad y no le hablen (que el niño perciba claramente que están ustedes molestos).

Por el contrario, hagan con el niño un pequeño contrato en el que se fomente el control de esfínteres: por ejemplo, si no se hace en una salida, se le conceden 2 puntos (una pegatina del color que a él le guste); así sucesivamente. Cuando alcance un determinado número de puntos (pongamos 10), se le regala algo que le guste, pero que no sea de mucho valor.

En consecuencia: se trata de premiar las buenas conductas y de extinguir las inadecuadas. Esta táctica se debe seguir de manera coherente y continuada, y en todos los ambientes en que esté el niño (casa, colegio, otras actividades).

Seguimos en contacto para lo que necesiten. Suerte y un abrazo.

Isidoro Candel